El bamboleo del boletivo te va tumbando, te cierra de a poco los ojos. Te acomodas, tiras la cola para adelante y tus rodillas golpean el respaldo del asiento delantero. Tu cabeza empieza a pesar. Tu cuerpo acompaña el movimiento de tu cabeza. De repente, el peso es tal que posas accidentalmente tu frente en el hombro de tu acompañante. Te incorporas. Pedís perdón, sonreís. Te duelen las rodillas y tu cuello no puede volver a su posición habitual porque algo te lo impide. Prometes que no te vas a quedar dormida nunca más. Masajeas la zona y puteas.
El bamboleo del boletivo vuelve a tumbarte, cerras los ojos, te acomodas... volves a dormir.
El ciclo tortuoso de vivir en el boletivo!
La Mada
No hay comentarios:
Publicar un comentario