miércoles, 9 de mayo de 2012

Mi primer viaje

Aún recuerdo la primera vez que viajé en Boletivo. Fue en el 105. Mi mamá nos llevó a Lucy y a mi desde Saenz Peña hasta el Centro. Creo que teníamos cinco años, quizás un poco más. Recuerdo que nos sentamos las tres juntas en la tercera hilera de asientos "para dejar lugar a los que lo necesitan", nos explicaba.
A mi me gustaba viajar en los primeros asientos porque podía ver el paisaje, pero ella prefería enseñarnos qué se debe hacer cuando sube una persona "con movilidad reducida".
El viaje duró 1 hora aproximadamente. Me acuerdo cuánto me sorprendió llegar a Once, ver esa cantidad de personas, de colectivos, de mugre.

La peor parte de esta experiencia fue la vuelta. Cuando subimos al boletivo no había asientos, ni de los divertidos ni de los otros. A nosotras no nos importaba... nos gustaba sentir la adrenalina de evitar caídas por los pozos porteños, las frenadas imprevistas, sentir la gente agolpada. De repente, una Sra. nos cede su asiento. Mi mamá dice gentilmente: "no, no se preocupe!" y mirándome propone : "queres sentarte con la Sra.?" Con mi corta edad ya era bastante prejuiciosa. Miro a la Sra.... debía tener cerca de 80 años (o eso creía yo), tenía unos bigotes canos que me dieron mucho miedo... Le contestó, toda colorada de la vergüenza que sentía: "no, quiero ir parada con vos y Lucy!" A lo que me responde: "de ninguna manera!" y me sienta en el regazo de la vieja decrepita. (Creo haber pensado: "¿para qué me preguntas si vas a hacer lo que quieras?"- LA HISTORIA DE MI VIDA)

Fue la peor experiencia de boletivo que tuve. La Sra. gozaba de manos sudorosas, tenía aliento a comida de gato, su ropa olía a naftalina y me daba besos. Aún hoy siento sus bigotes pinchando mis cachetes.

Si lo medito un rato, creo que esta es la causa por las que ya no saludo con un beso, ni abrazo a la gente.


Mada